Aunque las impurezas de la piel cargan un estigma mayor del que merecen, existen maneras viables para deshacernos de ellas sin demasiadas complicaciones. La mayoría de los brotes que nos aparecen en la cara son simplemente causados por una barrera de la piel desequilibrada. La buena noticia es que en la mayoría de los casos, esto es fácil de reparar. ¡La clave es ser consistente!

¿Y por qué tengo que esperar 30 días para ver cambios? Te vas preguntar…. Bueno, pues hasta las serpientes que cambian literalmente (y de golpe) de piel, lo hacen cada uno o dos meses. Para nosotros los humanos, dependiendo de las condiciones fisiológicas de cada quien, la regeneración de la epidermis toma alrededor de 30 días (que es el tiempo tipico que le toma a las celulas de la piel en madurar, ascender y luego desprenderse de la superficie de forma natural). Con esto en mente, a continuación te vamos a dar una lista de tips que si los sigues, pueden ayudar a potencializar los efectos de tu rutina diaria de autocuidado. Síguelos por mínimo un mes y notarás una mejora constante de la apariencia de tu piel, ¡neta!

(Ojo, si sufres de acné o alguna otra condición de la piel, es fundamental consultar a un dermatólogo. Nuestros consejos son muy útiles, pero siempre es importante conocer la raíz de tus condiciones.)

1. Empieza a utilizar aceites faciales. Aunque nos han dicho lo contrario, en realidad son una maravilla para tu piel. Los aceites adecuados pueden ser de gran ayuda cuando se trata de equilibrar un cutis graso. Los aceites en una formula facial son muy similares al sebo que tu cuerpo produce de forma natural. Al utilizarlos, el organismo identifica que ya hay suficientes lípidos en la superficie de la piel y como resultado, reduce la producción del propio cuerpo. Pero eso sí, la fórmula es la clave. No todos los aceites faciales ayudarán a que tu piel se regenere. Es el perfil de ácido graso al final de la fórmula el que hace la magia.

2. Opta por los limpiadores gentiles. Recuerda que tu piel produce aceites importantes para su propio bienestar. Los limpiadores agresivos solo eliminan a los aceites buenos de la piel y provocan una hipersecreción que no ayuda en nada a nuestro objetivo de una piel sana.

3. Haz doble limpieza en la noche. Ahora que ya lo sabes (o deberías saber, que no puedes irte a dormir sin antes desmaquillarte), trata de realizar una limpieza en dos partes. No por ser doble es más agresiva, al contrario, sirve para separar las partículas o residuos con base lípida de los residuos con base acuosa. Solo en la noche, aplica un limpiador a base de aceite seguido de un limpiador suave a base de agua. 

4. Omite la limpieza matutina. Limítate a lavarte la cara solo con agua en la mañana, eso será suficiente si hiciste doble limpieza en la noche. La barrera natural de tu piel te lo agradecerá. Eso sí, asegúrate de dormir sobre una funda de almohada limpia.

5. Mantén a raya los exfoliantes físicos. No es que sean malos, sino que a veces abusamos de ellos o los utilizamos de la manera incorrecta. Cualquier exfoliante puede irritar potencialmente la piel o causar daño cuando se usa en exceso. Quienes los usan por demasiado tiempo pueden provocar un daño extremo, dejando la piel susceptible al acné, infecciones y causar signos de envejecimiento prematuro. Mejor hay que optar por AHAs (alfa hidroxiácidos) y BHAs (beta hidroxiácidos) una o dos veces por semana.

6. No te exfolies de más. Usa AHA y BHAs máximo tres veces por semana. Evita los exfoliantes físicos. Hacerlo con mayor frecuencia ocasionará que se eliminen los aceites buenos, mismo que causará una hipersecreción compensatoria en los poros, y por consecuencia, una piel aún mas grasa con más brotes.

7. No uses demasiados activos. La mayoría de los dermatólogos estarán de acuerdo en que menos es más. Por la mañana usa un humectante y un suero de vitamina C y por las noches usa limpiador, humectante y ácido hialurónico.

8. Skip-care. Reforzando el punto anterior, Skip-care se trata de simplificar tu rutina y eliminar pasos sin sacrificar los ingredientes o propiedades que son imprescindibles para tu objetivo de una piel hidratada y sana. Tu piel estará contenta y tu billetera agradecida.

9. Aléjate de las recetas caseras. Sí, sabemos que son la “vieja confiable” pero ¿qué crees? Las mascarillas hechas con ingredientes crudos como huevos, por ejemplo, pueden contener bacterias dañinas. El uso de ácidos como el jugo de limón puede provocar daños permanentes y manchar la piel. También los exfoliantes sin pulir pueden causar cortes microscópicos en la piel, es decir, un nuevo hogar para más bacterias, y por ende, más brotes. Estas recetas son contraproducentes.

10. Quizás éste punto sea el más complicado, pero… tienes que medirte con las comidas grasosas, el chocolate y las papitas. Es verdad que somos lo que comemos, y en la parte de la alimentación tenemos que ponernos límites. No se trata de que dejes de consumir chatarritas, sino que lo hagas con medida y equilibrio.

Ejemplo de una rutina de skincare:

Mañana:

1. Lavar la cara con agua tibia.
2. Aplicar un tónico facial.
3. Aplicar un suero de vitamina C.
4. Aplicar un suero facial a base de aceites.
5. Siempre utilizar un protector solar (aunque el día esté nublado).

Noche:

1. Utilizar un limpiador a base de aceite.
2. Utilizar un limpiador a base de agua suave.
3. Aplicar un tónico facial (con niacinamida)
4. Aplicar un suero a base de agua con ácido hialurónico y AHA (AHA máximo 3 veces a la semana)
5. Aplicar un suero facial a base de aceite. 

Noche 2-3 veces a la semana:

1. Emplear un suero de AHA (y BHA). Menos es más… 2% de AHA es suficiente. Si el porcentaje es más alto, no lo uses más de 1 veces por semana.
2. Utilizar una mascarilla facial. (no la apliques el mismo día como el suero de AHA)